La manera de permanecer en la voluntad de Dios es andando en la llenura del Espíritu. Pablo nos dice en Efesios 5:18 que debemos ser continuamente llenos del Espíritu Santo. En principio la frase puede sonar un poco abstracta, así que vamos a desentrañarla hoy para descubrir su sentido.
Estar lleno del Espíritu es estar bajo la influencia del Espíritu. Fíjate en el día de Pentecostés en Hechos 2. Los judíos pensaron que los discípulos estaban borrachos porque estaban evidentemente bajo una influencia externa. El Espíritu había venido sobre ellos y las consecuencias eran claramente visibles.
Dios ha establecido unas claras directrices con el fin de ayudarnos a estar en el Espíritu. Deja que te cite sólo cuatro de ellas:
1.- Estás en el Espíritu cuando te abres a la Palabra de Dios.
2.- Estás en el Espíritu cuando permaneces en la oración.
3.- Estás en el Espíritu cuando te reúnes con el pueblo de Dios.
4.- Estás en el Espíritu cuando dejas que la alabanza llene tu corazón y tus labios.
Quien permanece en estos cuatro principios y se deja guiar por ellos siempre será útil para el Reino y tendrá un corazón sensible a las cosas del Señor. Es la gente que no escucha la Palabra, que no ora, que no se congrega y que no alaba quienes siempre causan todos los problemas en la Iglesia y quienes permiten que la carne tome lugar entre los escogidos de Dios.
Aquellos que andan en el Espíritu esparcen el amor, el gozo y la paz de Cristo dondequiera que vayan. Saben que no se pertenecen a sí mismos y se regocijan en trabajar por el Rey Jesús.
Así que deja que te pregunte esto hoy: ¿estás lleno del Espíritu? ¿Caminas bajo la influencia del Espíritu Santo? ¿Estás obedeciendo los cuatro principios que hemos nombrado? Te animo con las palabras de Pablo: ¡Sé lleno del Espíritu!
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