El Señor Nos Invita a Orar
Pide provisión de Amor, Fe y Esperanza para tu Matrimonio.
Si prestamos atención, quizás entenderemos que nos manda tres veces a orar para pedirle lo que necesitamos. Lo que nos llama la atención y lo más asombroso es la cantidad de veces que nos invita. Mateo 7: 7–8: “PIDAN, y se les dará; BUSQUEN, y encontrarán; LLAMEN, y se les abrirá”. La repetición significa: “Quiero decir esto. Quiero que hagas esto. PÍDELE a tu Padre lo que necesitas. BUSCA a tu Padre por la ayuda que necesitas. LLAMA a la puerta de la casa de tu Padre para que la abra y te dé lo que necesitas. Pide, busca, llama. Te invito tres veces porque realmente quiere que te goces en la ayuda de tu Padre” “¡Cuánto más su Padre que está en el cielo dará cosas buenas a los que le pidan!”
Sus promesas…
Te daré. Encontrarás. Te abriré. El que pide recibe. Pídale a su padre que está en los cielos Al que llama se le abrirá la puerta. Tu padre te dará cosas buenas. Seguramente esta espléndida colección de promesas trata de comunicarnos algo como esto: “Anímate a venir. Ora a Dios. Tu oración no es en vano. Dios no está jugando contigo. Él responde. Él te da cosas buenas cuando oras. Anímate. Ora frecuentemente, con regularidad y con confianza.
Pedir. Buscar. Llamar. Si el padre de un niño está presente, el niño le pide lo que necesita. Si el padre de un niño está en algún lugar de la casa y su hijo no lo puede ver, busca a su padre para pedirle lo que necesita. Si el niño busca y encuentra a su padre detrás de la puerta cerrada de su habitación, llama para obtener lo que necesita. Parece ser que el asunto no consiste en que usted encuentre a Dios de inmediato, a mano, tan cerca que casi lo puede tocar. Aunque sea difícil de ver y aunque haya barreras entre ambos, Él oirá, y le dará cosas buenas porque usted lo buscó a Él y no a otro.
Jesús nos anima a orar aclarando que todo el que pide recibe, y no son solamente algunos los que reciben. Versículo 8: “Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre”. Al usar la palabra todo en el versículo 8, Jesús quiere vencer nuestra timidez y vacilación, aquello que nos hace pensar que puede funcionar para otros pero no para nosotros. Por supuesto, aquí Jesús no está hablando de todos los seres humanos sino de los HIJOS DE DIOS. Porque si no tenemos a Jesús como nuestro Salvador y a Dios como nuestro Padre, estas promesas no se aplican a nosotros.
Si no aceptamos la palabra de Jesús, si no pedimos y buscamos y llamamos, perderemos bendiciones para nosotros mismos, nuestra familia, nuestra iglesia, nuestra nación, nuestro mundo. Entonces, únase a mí en el compromiso renovado de dedicar tiempo a la oración, a solas, en familia, y en grupo.
Aceptemos la Palabra de Jesús..
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