Cada decepción, sueños incumplidos y añoranzas profundas
es una oportunidad para ver la fidelidad de DIOS
obrando y alumbrando las sombras de nuestras vidas.
Es aquí donde ocurre una hermosa colisión
entre lo temporal y lo eterno,
entre nuestro dolor y el gran gozo de DIOS.
Es aquí donde tenemos la certeza
“que Dios dispone todas las cosas para el bien
de quienes lo aman, los que han sido llamados
de acuerdo con su propósito.”
Hay una melodía que podemos cantar,
un coro que ni los mismos ángeles pueden imitar.
Cuando nuestras circunstancias son adversas,
en el sufrimiento y el dolor,
cuando la vida no tiene sentido
--el Espíritu de Dios levanta un clamor
en lo profundo de nuestro ser y podemos cantar:
Grande es Su fidelidad.
Mi alma confía en DIOS.
En todo momento Él es bueno.
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