me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera.” 2 Corintios 12:7
Los seres humanos tendemos a llenarnos de orgullo cuando todo el mundo nos alaba, nos aplaude y nos llena de felicitaciones; nuestro ego comienza a crecer y sentimos que cada vez estamos más lejos del piso pues al parecer no caminamos sino que volamos. Cuando nuestro corazón se llena de orgullo, comenzamos a tratar diferente a las personas, a alejarnos y aún a sentir que no necesitamos de nada ni de nadie pues lo tenemos todo. La Biblia dice que Dios mira al altivo de lejos; así que nuestras debilidades son útiles para mantenernos sencillos, para reconocer que somos polvo y que sin Dios no somos nadie, para mantenernos más humildes y mas cerca de Dios.
“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.”
2 Corintios 12:9
En nuestra debilidad el poder de Dios se perfecciona. Es allí donde su poder se manifiesta. Allí donde creíamos que todo estaba perdido y que toda esperanza había muerto aparece el con su poder, su Gloria y su majestad para darnos su amor, su salvación y su bienestar. En la debilidad podemos sentirnos más fuertes porque dejamos de hacer las cosas en nuestras fuerzas y comenzamos a hacer las cosas con su fuerza, con el poder de Dios, con la fe. El Señor utiliza nuestra debilidad para mostrarse al mundo, para mostrar que a través de personas imperfectas puede mostrar su perfección.
“por lo cual por amor a Cristo me gozo en la debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
2 Corintios 12:10.
Cuando superamos una prueba, nos damos cuenta de cuanta fortaleza Dios nos ha entregado. El Señor ha hecho de tartamudos, grandes oradores, de personas temerosas, hombres y mujeres valientes que predican con denuedo su palabra, de personas enfermas, personas que hoy testifican de su sanidad y oran por otros enfermos, de personas solitarias, grandes familias, de tímidos grandes lideres, de asesinos, borrachos, adúlteros, drogadictos personas rendidas a sus pies, arrepentidas, que han comenzado una nueva vida de bendición para muchos otros. Y hoy Dios te pregunta: “¿Cuál es tu debilidad? Entrégamela y yo mostraré mi poder a través de ella. Tu debilidad es mi oportunidad para mostrar mi poder en tu vida y en los tuyos. Nada es imposible para mi.”
Amen
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