domingo, 8 de diciembre de 2013

Los cristianos tenemos un enemigo que no debemos ignorar.

Hablar sobre el diablo puede sonar tenebroso o anticuado, sin embargo, él es real, como los ángeles que el Señor envía para cuidarnos, así que no hay que subestimarlo porque busca alejarnos de Dios y provocarnos problemas a través de diferentes personas y circunstancias.

El enemigo conoce la Biblia, sabe perfectamente qué hacer para traer desgracia a tu vida, por eso provoca división y caos entre cónyuges, entre padres e hijos, y hermanos, porque donde hay separación habrá destrucción.
Busca que en el corazón de los hijos haya contienda contra los padres porque sabe que Dios ha prometido bendición en la familia cuando el corazón de los hijos vuelva a sus padres y viceversa.

Él quiere que el Señor cumpla Su Palabra de maldecir a los hijos rebeldes, porque todos somos hijos, todos tenemos padres, por eso utiliza armas poderosas como el orgullo, el individualismo, el
egoísmo, la envidia, el rencor y la falta de perdón.
Muchos problemas dentro de la familia no se arreglan porque la obra del diablo es estorbo y nos dejamos manipular por sus designios en lugar de obedecer los mandatos de nuestro Padre.

Este maligno sabe que si no superas tu enojo y te dejas dominar por la ira, le das la bienvenida y al abrirle la puerta, él puede hacer en tu casa lo que le venga en gana. Convéncete, sus planes son
contrarios a los de Dios, son de mal y no de bien.
Nada bueno saldrá si te dejas dominar por el enojo y el dolor. Supera tus frustraciones, comunícate con tus seres queridos y Dios obrará en los corazones.

La debilidad de Eva contaminó a su esposo y la debilidad de Caín destruyó a toda la familia.
¡Cambia, conviértete en el más fuerte, defiende a tus seres queridos! Una familia es tan fuerte como el más débil de sus integrantes, así que todos necesitamos fortalecernos

Pídele al Señor que fortalezca los lazos que los unen, que les dé valentía para pedir perdón y para perdonar, para reforzar la comunión y restaurar lo que se ha debilitado. Está escrito que si resistimos, el diablo huirá, así que dale pelea. Él es como león rugiente que espera el momento para atacar, pero también recuerda que Dios es tu pastor y te guía. No pierdas la fe, no te desamines, el Señor es tu fortaleza.
El futuro de tus hijos será mucho mejor de lo que imaginas, pero depende de lo fuerte que sea tu relación con Dios.
Dile:
“Señor, te necesito, perdóname, he pecado, te he fallado a ti y a mi familia, me arrepiento, decido volver a Tus caminos, cierro la puerta que le abrí al diablo, decido ser una persona diferente, guardaré mi casa, mi vida y a mi familia, ayúdame, fortaléceme, gracias porque sé que tengo Tu perdón y Tu amor”.



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