Cuando nos quejamos es porque olvidamos las misericordias que Dios ha derramado sobre nuestras vidas. Cuando estemos pasando por momentos de dificultad tenemos la oportunidad de quejarnos o de traer a memoria Sus beneficios y alabarle, reconociendo en nuestro corazón que cada cosa obra para bien porque le amamos. ¡Que nuestra elección sea alabarle!
Papito hermoso,
te pido perdón por cada una de las ocasiones en que he elegido quejarme en lugar de alabarte, perdóname porque cada con cada queja te entristezco y doy un mal testimonio de Ti a otros, pues estoy afirmando con ellas que no eres bueno ni justo. Hoy quiero hacer un alto en mi vida. Escojo alabarte en lugar de quejarme y de cambiar mi manera de hablar ante los demás, para que conozcan que eres Dios bueno y misericordioso, en el nombre de Jesús,
¡Amén!
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