lunes, 14 de octubre de 2013

HABLAME DIOS

En todas las cosas creadas se ve el sello de la Deidad. La naturaleza da testimonio de Dios.

“Mas pregunta si quieres a las bestias, que ellas te enseñarán, o a las aves del cielo, que ellas te lo dirán; o habla a la tierra que ella te enseñará y los peces del mar te lo contarán” Job 12:7,8.

Lo visible ilustra lo invisible. En todas las cosas que hay sobre la tierra, desde el árbol más alto del bosque, hasta el liquen que se adhiere a la roca, desde el océano sin límites hasta la concha más diminuta de la costa, pueden contemplar la imagen y la inscripción de Dios.

Desde niña me ha gustado la naturaleza, y no cabe duda de que cuánto se puede aprender de ella, no cabe duda que Dios ha creado todas las cosas, y en ella nos da grandes lecciones de vida y esperanza.

En la zarza y la espina, el abrojo y la cizaña, esta representado el mal que marchita y desfigura. En el canto del pájaro, el pimpollo que se abre, en la lluvia, y la luz del sol, en la brisa estival y en el suave rocio, en diez mil objetos de la naturaleza, desde el cedro del bosque hasta la violeta que florece a su pie, se ve el amor que restaura.Y la naturaleza nos habla todavía de la bondad de Dios.

Te pregunto, ¿cuanto tiempo has vivido rodeado de la naturaleza?, ¿Te has puesto a contemplarla alguna vez, has aprendido de ella?

Te invito a aprender de ella, solo tienes que fijarte y veras los sorprendente que es, y verás como la naturaleza da testimonio de Dios y te enseña como debes vivir.

La palmera, a pesar de estar sola y ser herida por el sol ardiente y tormentas de arena, sigue verde y florecida y llena de fruto en medio del desierto. Sus raíces son alimentadas por manantiales vivos.

Si nos ponemos a pensar, la vida del cristiano es esa, nos sentimos heridos muchas veces por todo lo que nos rodea, sin embargo si nuestras raíces son alimentadas por nuestra fe, y nuestro amor a Dios, seremos como ella, verde y florecida y llena de fruto en medio del desierto.




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