“Más yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová, porque “Desechada” te llamaron, diciendo: “Ésta es Sión, de la que nadie se acuerda.”» “(Jeremías 30:17)
Antes de encontrarnos con nuestro Señor Jesús, llevamos una vida desenfrenada donde tomamos decisiones no de acuerdo a nuestro Padre. En ese caminar damos y recibimos heridas; damos y recibimos todo tipo de emociones y pasiones. Nos enamoramos, nos divorciamos, nos casamos, y el circulo vicioso continuaría sin no hubiésemos sido llamados por nuestro amado Jesús.
Este proceso de convertirnos en una nueva criatura no sucede inmediatamente. Las heridas emocionales tardan en ser sanadas por la obra del Espíritu Santo, pero eventualmente seremos sanados. “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá por cuanto tú eres mi ungido.»” (Isaías 10:27)
Las ‘heridas’ emocionales sin curar son como una película a colores en 3 dimensiones. Pero gracias a SU Amor y SU Misericordia, esa película se va convirtiendo en un lejano recuerdo en blanco y negro; como una neblina que se disipa en la mañana al resplandor de la LUZ del día. Esa LUZ brillante que ilumina TODO. Ilumina nuestras vidas, y todo nuestro ser. “Otra vez Jesús les habló, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.” (Juan 8:12)
“Él levanta del polvo al pobre; EL alza del basurero al menesteroso, para hacerlo sentar con príncipes y heredar un sitio de honor. Porque de Jehová son las columnas de la tierra; él afirmó sobre ellas el mundo.” (1 Samuel 2:8)
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