domingo, 25 de agosto de 2013

Nunca Pierdas la esperanza


Romanos 4,18-21
Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: ¡Así de numerosa será tu descendencia! Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara. Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios, plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido.

¡No Pierdas las esperanzas! Dios no está mal gastando su tiempo contigo!

Esta mañana sentía en mi corazón que hay personas que en su pensamiento se preguntan: ¿Por qué Dios sigue creyendo en mí? O, tal vez, otros se preguntan: ¿Hasta cuándo estaré atado a este pecado? Es posible que haya quienes se pregunten ¿Hasta cuándo estaré tropezando con la misma piedra? O ¿Hasta cuándo estaré en esta situación? Pero, aunque no lo veas o lo sientas Dios no se apartado de ti y todavía tiene esperanza de que las cosas pueden cambiar en tu vida. Te cuesta créerlo porque tu pecado te tiene los ojos vendados y el corazón bloqueado. Te cuesta créelo porque los que te rodean te dicen que es imposible. Te cuesta créelo porque la vida te ha dado duros golpes.

¡No pierdas las esperanzas! No te dejes sumergir en tu pecado hasta el punto de perder de vista a Dios y sus promesas para con tu vida. No pierdas la esperanza aunque tus ojos vean que las cosas empeoran.

Recuerda que Abraham una vez se encontró en un lugar similar al tuyo. Dios le dijo que lo iba a bendecir, pero la bendición cada día se veía más lejos, cada día su cuerpo le decía que no iba a realizarse, cada día su mente era invadida por pensamientos negativos. Haz estado en esta situación? Donde tu mente te dice: Ya basta no te das cuenta que eso no se va cumplir? O, “No sigas pidiendo, tu papa no va dejar el alcohol, tu papa no va ser sanado de ese cáncer, tu mama nunca te va perdonar, tu hermano nunca va dejar las drogas, tu vida nunca cambiará.



Y esta situación te lleva al punto de querer ayudar a Dios cumplir lo que sólo Dios tiene el poder para cumplir. ¿Haz querido ayudar a Dios a ser Dios? ¿Te ha pasado por la mente darle una mano a Dios para hacer que la bendición se acelere? No es que Dios sea lento, mas bien es que tu y yo somos acelerados y queremos todo ahora y no entendemos que una bendición fuera de tiempo es como comerse una fruta antes de madurar. Y, “TE VA HACER DAÑO”. Resiste el querer las cosas antes de tiempo. Resiste la tentación de querer la bendición fuera del tiempo de Dios.

Al final de su travesía Abraham se dio cuenta que lo que Dios dice, Dios cumple. Se dio cuenta qué poderoso es Dios para cumplir lo que El promete.

Qué tiene que pasar en tu vida para que te des cuenta de lo mismo? No Pierdas la Esperanza! No todo está perdido! Dios está de camino! Créelo!!

Señor, Quiero esperar en ti sin desanimarme y sin tomar pasos en falso. Lléname de ti y hazme entender que tu tienes el control de mi vida. En el nombre de Jesús. Amen!!



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