domingo, 8 de diciembre de 2013

Me pregunté de que tamaño es mi Fé

 Y en definitiva me contesté que es muy grande, pero ¿de qué tamaño?, pensé…
A mi mente vino un grano de mostaza como respuesta. Grande en esencia, enorme en lo que puede hacer, gigante en lo que es capaz de lograr.

Pequeña a la vista de todos es la semilla de mostaza, para mi es inmensamente grande cuando recuerdo ese pasaje de la Biblia en que Cristo habla de ella y por eso cuando tengo un grano de mostaza frente a mí, me es imposible verlo diminuto y digo ¡wow! ¡De este tamaño es mi fé!.

Jesus dijo que si tuvieramos Fe como del tamaño de un granito de mostaza le podriamos decir a un monte muevete de aquí para allá y el monte nos obedecería con solo el hecho de que nosotros lo creyeramos.

Cuando veo las cosas que Dios ha hecho en mi vida me doy cuenta que esa pequeña semillita de Fé ha hecho cosas grandes y hermosas a mi alrededor y me siento agradecida con mi Padre Celestial por todo lo que hizo, hace y hará sin que yo me lo haya merecido o merezca.

Me ha dado un techo, abrigo, alimento, regalos inigualables que he pedido y otros que sin hacerlo me los ha dado, fortaleza mas que fuerza, salud, amor, protección.

Mi Fé es pequeñita al ojo humano, talvez insignificante y quizas hasta inestable, pero al verla Dios de donde proviene y los obstaculos que ha logrado atravezar; en su misericordia la convierte en el mas hermoso, fuerte y frondoso árbol de mostaza.

Porque todo lo que soy es por pura gracia de mi Padre y todo lo que viene a mi vida es por su infinito amor.
Mi Fé es pequeña del tamaño de un grano de mostaza, pero mi Dios es Grande y Todopoderoso y se enaltece en mi debilidad. No necesita de mí, soy yo la que necesito de El.

Es mi decisión creer o no creer en su Poder, en lo que puede hacer en mi vida si yo se lo permito, porque depende de mí el aceptar su Poderio en mi existencia. En abrirle las puertas de mi corazón y darle el lugar que El se merece: El Primero, y que todas mis decisiones giren a su alrededor en lugar de que El gire alrededor de mis decisiones.

Es hora de menguar para que El crezca en la vida de nosotros, de quebrantarnos ante su presencia, de entregar nuestra voluntad a El y que reine en nuestras vidas.

Es el momento de decirle: Todo lo que tengo es tuyo, Señor, haz con ello lo que te plazca. Soy barro en tus manos, moldeame a tu gusto, Alfarero, haz un vaso nuevo de mi.
¡Si tan solo tuvieras fé como un grano de mostaza…!



1 comentario: