El mensaje de la Palabra escrita de Dios es “más cortante que toda espada de dos filos”. Por consiguiente, su formidable capacidad penetrante supera a la de cualquier instrumento o herramienta del hombre. La Palabra de Dios se abre paso hasta lo más recóndito de nuestro ser, y nos cambia internamente, pues influye en nuestras ideas y afectos, nuestro mundo cambia, nuestros pensamientos ya no van hacer los mismo.
Amados la Palabra de Dios saca a la luz lo que la persona realmente es por dentro, en contraste con lo que ella misma piensa que es o con lo que permite que los demás vean de ella (1 Samuel 16:7).
Los orgullosos se disfrazan con una humildad fingida que encubre su anhelo de oír cómo los aplauden los hombres. Sin embargo, la Palabra de Dios pone al descubierto lo que en realidad hay en el corazón, impulsando con vigor a los humildes a quitarse la vieja personalidad y “vestíos del nuevo hombre que es creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24).
Su Palabra penetra hasta la médula del pecado. Atraviesa mentes necias, corazones duros. Destruye todo razonamiento de hombre, desvanece toda filosofía o psicología humana. Es una espada d doble filo dirigida al mensajero (yo) y al recibidor del mensaje (ud).
Amados que nuestra vida siempre refleje a Cristo, dejémonos transformar por Su bendita Palabra..
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