jueves, 12 de septiembre de 2013

MIENTRAS JESUS VIVA EN TI SIEMPRE HABRA UN NUEVO COMIENZO

Dios nos ofrece una nueva oportunidad

Tal vez considere que ha pecado tanto, que ya no tiene perdón. Pero no es así. Dios acepta nuestro arrepentimiento y nos abre siempre una nueva posibilidad. Es la luz al final del camino oscuro. Coloca frente a nosotros las páginas en blanco del capítulo que todavía no se ha escrito en nuestra existencia.

Este principio lo ilustra una mujer sorprendida en el acto mismo de adulterio. De acuerdo con la ley judía, debía morir apedreada. La llevaron al Señor Jesús. Antes que condenarla, le perdonó y le concedió una nueva oportunidad.

“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más”(Juan 8:10, 11).

A partir de ese momento, la mujer no fue la misma: ni en su hogar que valoró enormemente, ni en la sociedad en la que se desenvolvía y mucho menos en su fría relación con Dios. Desde ese instante, fue permanente, íntima y plena en su comunión con el Padre.

Aceptar el perdón de Dios y emprender el camino del cambio es una decisión personal. Nadie nos obliga. Nace del corazón. Quizá cuando descubrimos que nuestra existencia se ha convertido en un caos, y pensamos que de poco o nada vale vivir.

En circunstancias así, salta a la palestra un hecho fundamental: No importa que la sociedad nos haya marginado y desechado. Dios nos acoge y nos ofrece una nueva vida. No pone condiciones, sólo que nos arrepintamos. El Señor Jesús lo prometió. El dijo: “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mi; y al que mi viene, no le echo fuera” (Juan 6:37).

Es probable que los demás nos hayan rechazado, pero el Señor Jesús no. El nos espera, nos recibe, nos ama, nos brinda sus cuidados.

Una decisión que debe tomar

¿Qué hacer? Aceptar al Señor Jesucristo como único y suficiente Salvador de nuestra existencia. Es fácil. Dígale, allí frente al computador: “Señor Jesucristo, reconozco que he pecado. Te acepto en mi corazón. Gracias por perdonarme y ofrecerme una nueva oportunidad. Transfórmame y haz de mi la persona que tú quieres que yo sea. Amén”.

Le felicito por su decisión. No se arrepentirá jamás. En adelante comenzará el cambio en usted. Ahora le recomiendo tres cosas: la primera, que asuma el hábito de hablar con Dios mediante la oración. La segunda, que busque Su voluntad a través de la Palabra, es decir, la Biblia. Y la tercera, que comience a congregarse en una iglesia cristiana. ¡Su vida no será la misma!




1 comentario:

  1. А бывает, Мужчину забивают камнями, за клевету. на женщину!
    -Что вы скажете по этому вопиющему явлению?

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