martes, 3 de septiembre de 2013

EL PRECIO DE MI RESTAURACION FUE PAGADA EN LA CRUZ DEL CALVARIO

Necesitamos aprender a tenernos afecto a nosotros mismos.
Hoy, es muy común que entre las personas se escuchen frases como estas:
· “Nadie me quiere”
· “Soy un tont@”
· “No puedo hacer nada bien”
· “Tengo que contar con la aprobación de algunas personas para poder sentirme bien conmigo mismo”
· “Soy un caso perdido, nunca voy a cambiar”
· “Los que fracasan en algo no son dignos de ser queridos”
· “Nunca llegaré a ser alguien importante, porque nunca hago nada bien”
¿Qué impresión les dio cada una de estas frases?

· La Biblia califica al hombre como la obra maestra de Dios, somos corona de la Creación (Ef. 2:10)

· El ser humano es una máquina maravillosa. Fuimos creados a imagen y semejanza del Altísimo (Gn. 1:26)

· Para Dios poseemos un valor intrínseco (Ef. 1:18). Nuestra vida es invaluable, mas aun así fuimos comprados a precio de sangre
(1Co. 6:20, 1Pe. 1:18-19).

· Somos parte de la familia de Dios (Ef. 2:19).

· Somos hijos de Papi, y para Él somos los hombres y mujeres más “guapos” y “bonitas” que existen en este mundo. ¡Pero sólo para Él! .

Quienes tienen una autoestima sana ven al mundo como un desafío, una oportunidad de poner en práctica su fuerza personal y su confianza en Cristo. Cuando creemos en quienes somos, lo que valemos en El, y en lo que Cristo ha hecho en nosotros, podemos tener un impacto grande sobre el mundo por medio de Cristo y por gracia de Dios; podemos servirle de una mejor manera a nuestro Señor.
DIOS TE HIZO EXACTAMENTE COMO ERES POR UNA RAZÓN ESPECIAL, con un propósito igual de especial.

“PAPA,
Gracias te doy por aceptarme tal como soy.
Gracias porque aunque el mundo me diga que no valgo, valgo mucho porque soy hijo del Dios viviente, redimido por la Sangre de Cristo y sellado con el Espíritu Santo. Ayúdame a tener un autoestima sana, reconociendo mis defectos y mis virtudes, explotando al máximo el potencial que has puesto en mí, y reflejando con mi vida que soy especial, no por obra propia, sino porque soy obra de tus manos. Te entrego mis inseguridades, pues mi vida está ahora escondida en Cristo Jesús.
Perdóname si he dañado el autoestima de alguien. Muda mi corazón para que se parezca cada vez más a Ti. En el nombre bendito de Jesucristo,.
Ahora entiendo lo que significa el derramamiento de la sangre de Cristo para Dios, para Satanás y para mí. Hago mi consigna de compartir con otros la verdad concerniente a la sangre de Cristo. Me recordaré a mí mismo, más a menudo, respecto al pacto que Dios tiene conmigo para perdonar mi pecado y limpiarme de toda maldad y protegerme de los planes ocultos de Satanás.
Amén”.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario